Un nuevo comienzo
Columna de opinión elaborada por:
Guillermo Vidalón del Pino, Superintendente de Relaciones Públicas de Southern Peru Copper Corporation.
Las democracias se fortalecen y retroalimentan en el ejercicio periódico de la misma a través de procesos electorales en los que se consulta la voluntad de la ciudadanía y se respeta su decisión en función a las normas establecidas. En ese sentido, todos los peruanos tenemos la obligación de apoyar a la nueva administración que se inauguró el pasado 28 de julio, día en el que también se conmemoró el Bicentenario de la Independencia nacional.
El proceso electoral ha permitido que Pedro Castillo, el candidato de la agrupación política Perú Libre, llegue a la presidencia de la república; por lo tanto, en adelante, es además de líder de su partido, quien personifica los intereses de todos los peruanos.
Empero, cabe precisar cuál es el interés de todos los peruanos, reducir la pobreza, superar la pandemia y promover la generación de empleo productivo. ¿Cómo lograrlo? Siguiendo los pasos de los países desarrollados, quienes generaron confianza en sus ciudadanos y en los inversionistas nacionales y extranjeros que deseen colaborar con el proceso de desarrollo del Perú.
¿Por qué vendría un inversionista al Perú y no a otros destinos con similares oportunidades de negocio? Porque tenemos que diferenciarnos positivamente, es decir, transmitir a la comunidad de inversionistas que en el país existen reglas claras, que se respeta la constitución y los acuerdos comerciales entre empresas y estados y de estado a estado.
Si las nuevas autoridades siguen la ruta del desarrollo, habremos pasado de hablar de grandes cambios a concretar los mismos. En la actualidad, los ingresos fiscales se han incrementado en más de 20 por ciento comparados con los recibidos por el estado antes de la pandemia del COVID-19. Dichos mayores ingresos, provienen principalmente por el incremento de las cotizaciones de nuestras principales exportaciones, el cobre, el otro, entre otros. En consecuencia, el desafío es cómo hacemos para incrementar el volumen de producción actual para compensar una eventual disminución de las cotizaciones de los metales en el futuro, porque el ciclo de precios altos no será eterno y responde principalmente a la expansión de las grandes economías del mundo tras la pandemia.
Si se generan estímulos como la reinversión de utilidades, la respuesta de los inversionistas será la expansión de los actuales y/o desarrollo de nuevos proyectos mineros, generándose más empleo directo e indirecto, consolidando la creciente industria nacional que provee de insumos a la minería. Algo similar podría llevarse a cabo con otros sectores económicos.
Tengamos presente que el objetivo de todo gobierno debe de ser la reducción de la pobreza, la mejora de la calidad de vida mediante el fortalecimiento de las capacidades de la población. Por eso es que nutrición, educación de calidad y mayores oportunidades de empleo productivo resultan claves.