Pasar al contenido principal

Tinkuy Consult | Turismo Rural: Contribución de la Minería a la Sostenibilidad

Turismo Rural: Contribución de la Minería a la Sostenibilidad

 

Alejandro Camino D.C., director de Investigación, Desarrollo e Innovación

Tinkuy Consult

 

La demanda de empleo y procura de la minería tiene características que no consiguen satisfacer las necesidades de trabajo e ingresos de los pobladores locales, quienes pueden sentir descontento al ver que no son ellos los que ocupan las plazas. Esa insatisfacción suele transformarse en demandas y presión que alimentan los niveles de conflictividad, afectando la licencia social de las empresas, por más esfuerzos que estas hagan a través de sus políticas de responsabilidad social, capacitación de mano de obra local, mejoras en la infraestructura de servicios básicos y apoyo técnico en la actividad agropecuaria tradicional.


El turismo, y sobre todo el turismo rural en sus diversas modalidades, con productos bien concebidos y destinos bien manejados, es uno de los renglones de actividad económica que en muchas regiones mineras ofrece un importante potencial para diversificar las fuentes generadoras de empleo e ingresos para las familias locales, de forma relativamente rápida. Con su desarrollo, es posible reducir la presión sobre la minería y activar, a la vez, un proceso que producirá condiciones favorables para la sostenibilidad en escenarios posteriores al agotamiento del yacimiento.

 
Poblados rurales con atractivos únicos vienen dándose a conocer y tornándose en destinos turísticos, una oportunidad especial en tiempos de pandemia durante los cuales el citadino busca espacios abiertos. El campo ofrece múltiples atractivos: excursiones campestres a pie o a caballo, ciclismo montañero, pesca deportiva, llama treks, festividades folclóricas, artesanías textiles, cerámicas y talla en madera y piedra, patrimonio arqueológico, termalismo, avistamiento de aves, paisajismo, etc. Los mencionados servicios se tornan en ingresos, sumándose al incremento de inversiones locales en mejoras de hospedajes, restaurantes, ornato urbano, guías, lavandería, comunicaciones, otros; requiriéndose de albañiles, gasfiteros, electricistas, carpinteros y más mano de obra local.


Experiencias recientes en áreas rurales con reducida producción agrícola revelan que el turismo se torna en la principal fuente de ingresos y empleos. Hoy hay casos exitosos promovidos por minas como Antamina, Yanacocha, Marcobre, si bien mayores ejemplos se cuentan en Chile, Colombia y fuera de nuestra región.  Adicional a ello, minas antiguas o abandonadas han sido adecuadas para visitantes (p. ej. el Teniente, Chiflón del Diablo, Cardona, la Sal, Escondida, Llechwedd, Britannia).


No es necesario que la zona de atracciones esté cercana a la mina: las necesidades turísticas también demandan productos agropecuarios y artesanales, promoviendo el crecimiento económico local. Por otro lado, se espera que el flujo de visitantes fomente la identidad étnica y el orgullo de los pobladores, así como su contacto con visitantes de fuera, muchos de los cuales pueden ser inclusive funcionarios de la empresa minera y sus contratistas, quienes junto con sus familias tendrán de ese modo la posibilidad de conocer a sus anfitriones desde una vivencia distinta a la laboral, hermanándose.